Descripción
Los misioneros Jesuitas llegaron a México en 1572. Uno de
sus principales objetivos era la enseñanza universitaria
y humanística, hecho que los hizo adquirir, en poco tiempo,
gran popularidad y prestigio. Así, sus adelantos, en materia
educativa, motivaron que fueran invitados a fundar un colegio en
la ciudad de Oaxaca. Tal petición fue aceptada y con el apoyo
económico de Don Manuel Fiallo y del deán de la Catedral,
Juan Luis Martínez, se iniciaron los trabajos del edificio,
probablemente en 1576.
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En 1579 dio
inicio la construcción del templo, al que los Jesuitas pusieron
bajo la advocación de San Francisco Javier. Esta edificación
fue muchas veces arruinada por los terremotos, principalmente por
los de 1603, 1604 y 1607. Su restauración terminada en 1665
duró muy pocos años, pues, en 1711, un nuevo temblor
echó abajo las bóvedas del templo junto con el colegio.
En 1767 fue expulsada, de la Nueva España, la orden de los
Jesuitas; el convento y templo fueron cedidos a una congregación
de monjas Concepcionistas. Se realizaron diversas reparaciones,
y el templo quedó bajo la advocación de la Inmaculada
Concepción. A raíz del decreto de exclaustración,
de 1867, el edificio estuvo abandonado por más de treinta
años. En ese tiempo, el convento o colegio fue fraccionado
y vendido a particulares, lo que ocasionó que, actualmente,
la planta baja esté convertida en comercios, y la alta en
bodegas. El 4 de mayo de 1933, el conjunto fue declarado monumento
histórico.
La fachada principal
del templo está orientada hacia el este. Destaca por la forma
convexa y quebrada de la portada, a la que se suman las bases poligonales
de las torres. La portada combina elementos clásicos y manieristas
que evocan tardíamente el espíritu del plateresco.
Consta de dos cuerpos, donde dos pares de columnas abalaustradas
flanquean al vano de acceso y a un nicho que contiene la escultura
de San Ignacio de Loyola, fundador de la orden Jesuita. En las entrecalles
que forman las columnas también existen nichos vacíos
coronados por medallones. En el segundo cuerpo se aprecian tres
ventanas rectangulares. El remate es un frontón triangular.
El trazo interior
del templo corresponde a la forma de una cruz latina; a esta planta
se sumaron tres pequeñas capillas. La de la Virgen de Guadalupe,
localizada en el lado sur de la nave; la del Señor del Rayo,
en el lado norte, y la del Sagrado Corazón, dispuesta como
una prolongación del transepto sur.
El crucero está
cubierto con bóveda semiesférica sobre tambor circular.
La nave, ábside y transeptos llevan bóveda vaída;
el sotocoro de lunetos y el coro de cañón corrido.
El retablo principal
es de madera y conserva parte de sus antiguas formas y dorados.
Consta de un solo cuerpo y remate. En el nicho central, entre columnas
estípites, aloja la imagen de la Inmaculada Concepción.
A los lados se ubican sendas hornacinas con las figuras de San Joaquín
y Santa Ana, padres de la virgen. En el remate está un nicho
con la figura de San Ignacio de Loyola. Los demás retablos
son más recientes; los de los nichos laterales son neogóticos,
y el dedicado al Sagrado Corazón es neorrománico.
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Localización
Este templo está localizado a un costado de la Plaza Central
(Zócalo) de la Ciudad de Oaxaca, en la esquina que forman
las calles de Trujano y Flores Magón.
El antiguo
ex convento o colegio estuvo organizado por cuatro patios rectangulares
con corredores y arcadas apoyadas sobre columnas dóricas.
Su imponente aspecto fortificado y de encierro dio origen al sobrenombre
de "Casa Fuerte", como aún se le conoce. Al ser
vendido a particulares, éstos abrieron, al exterior, una
serie de vanos irregulares para dar alojo a diversas accesorias
comerciales. A pesar de su relativo deterioro y modificaciones,
el edificio conserva en general su unidad arquitectónica.
Las fachadas exteriores han sido remozadas para conservarlas en
aparente buen estado.
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