Antecedentes
históricos y descripción
La obra, en su conjunto, perteneció a la orden de los agustinos
que llegaron a la ciudad de Antequera de Oaxaca en 1576. Esta
comunidad religiosa se distinguió en la ciudad por las
actividades docentes que iniciaron; abrieron una escuela de humanidades,
donde enseñaban desde el abecedario hasta las artes y la
teología. Al menos, hasta la llegada de los Jesuitas, abarcaron
la enseñanza media y superior cubriendo las cátedras
de la recién fundada universidad.
Fray
Juan Adriano fundó la misión agustina de Oaxaca;
el obispo de Oaxaca, Fray Fernando de Albuquerque donó
el predio, donde los religiosos construyeron su convento.
Las primeras obras del templo y convento, no correspondieron al
diseño actual. Como en otros casos, estaban construidos
con muros de adobe y techumbres de viguería y teja. El
templo, de estas características, fue consagrado en 1586,
aunque fue terminada por completo en 1596.
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El proyecto actual del templo fue elaborado en la última
década del siglo XVII. Las obras, que por espacio de treinta
años se realizaron, tuvieron como finalidad el replanteamiento
formal del templo y la construcción del convento, mismas
que fueron costeadas por el generoso filántropo portugués
don Manuel Fernández Fiallo, y un benefactor de nombre
Lorenzo de Mendoza. La construcción global, fue terminada
en 1722, año de su consagración.
En 1862, a raíz del decreto de exclaustración, el
Gobierno Federal cedió el convento al Instituto de Ciencias
y Artes. En 1893, el Obispo Eulogio Gillow adquirió el
convento, y fundó ahí la Casa de Cuna, institución
de beneficencia infantil, que hasta la fecha ha perdurado.
El templo de San Agustín posee una de las portadas más
vistosas de la ciudad En su interior guarda auténticas
joyas que sorprenden por su originalidad y calidad artísticas.
La portada, de estilo barroco, fue realizada por el escultor Tomás
de Sigüenza. Está dividida horizontalmente en tres
cuerpos, separados entre sí por entablamentos; en forma
vertical, consta de tres calles divididas entre ellas por juegos
de columnas de diferente orden. En el primer cuerpo destaca el
acceso al templo, bajo un arco de medio punto, en cuya clave se
encuentra un emblema de los agustinos. A ambos lados, en las entrecalles
delimitadas por columnas jónicas, dos nichos albergan las
imágenes de San Nicolás Tolentino, a la izquierda,
y de San Juan de Sahagún, a la derecha. Abajo de los nichos
figuran dos cartelas con inscripciones en latín, alusivas
a la reconstrucción del templo en los siglos XVII y XVIII.
En el segundo cuerpo, la calle central contiene un cuadro dedicatorio,
cuyo personaje central es San Agustín, obispo de Hipona.
San Agustín, barbado y vistiendo el hábito talar
de los agustinos, extiende su brazo derecho en actitud pastoral,
mientras que con la otra mano sostiene la maqueta de un templo.
Arriba del obispo, dos querubines sostienen su casulla bajo la
cual quedan protegidos un grupo de frailes en actitud de oración.
A los pies del Santo hay tres cabezas de hombres barbados. Las
calles laterales tienen columnas corintias; los nichos alojan
las esculturas de San Alipio, a la izquierda y, Santo Tomás
obispo de Valencia, a la derecha.
El tercer cuerpo se reproduce en mucho al segundo con sus columnas
corintias y nichos. El nicho izquierdo alberga la escultura de
Santa Clara de Montefalco, y el opuesto, a Santa Rita de Cáscia.
La entrecalle central da lugar a un amplio óculo octagonal,
que introduce iluminación al interior de la nave, a través
de sus cristales de colores. El remate es un frontón abierto
donde emerge un marco con el emblema agustino.
La portada lateral norte es más modesta.
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Localización:
Se localiza
a una cuadra al Este de la Plaza Central (zócalo) de
la ciudad de Oaxaca, en la esquina que forman las calles de
Guerrero y Armenta y López y que actualmente alberga
a el colegio Casa de Cuna en las instalaciones de lo que fue
el convento.
El portón
está bajo un arco de medio punto, enmarcado por pilastras
lisas y un entablamento, cuyo friso se decora con rombos. Sobre
el entablamento, dos altos pináculos dan marco a un nicho
con la imagen de la Virgen de Guadalupe. El nicho está
enmarcado con pilastras estriadas de capitel jónico y
un entablamento coronado por jarrones, además de otro
nicho con la imagen de la Inmaculada.
El interior tiene planta de cruz latina. Al ingresar, por la
puerta principal, está el sotocoro, cubierto por una
bóveda doble, sobre la que se dispone el coro limitado
al frente con una barandilla de hierro forjado. La nave y los
transeptos están cubiertos con bóveda de lunetos,
el crucero con bóveda vaída.
El retablo mayor, ubicado en el ábside, es el motivo
central del interior. Es de estilo barroco salomónico,
terminado en madera tallada y revestido en oro laminado. Está
compuesto por cinco cuerpos y tres calles, determinados por
cornisas y columnas salomónicas, entre las que se disponen
pinturas al óleo y nichos con esculturas policromas.
La escultura principal es la de San Agustín, localizada
al centro del retablo. Arriba y a los lados están las
esculturas de San Alipio, Santo Tomás de Villanueva,
San Juan de Sahagún y San Fulgencio Obispo, personajes
importantes relacionados con la orden del fundador. Abajo de
San Agustín, está un óleo representando
a la Santísima Trinidad coronando a la Virgen en el cielo;
a sus lados están las esculturas de los padres de la
Virgen, San Joaquín y Santa Ana. Todas las demás
pinturas representan escenas de la vida de San Agustín.
En los transeptos figuran otros dos retablos que, aunque de
menor tamaño, son de igual belleza que el mayor. Están
compuestos por predela o basamento, dos cuerpos y un remate;
éstos divididos por cornisas y columnas salomónicas.
El retablo del brazo norte está dedicado especialmente
a San Nicolás Tolentino, cuya escultura está ubicada
en el nicho central. Bajo este nicho se encuentra la escultura
de la Virgen de la Consolación a la que fue gran devoto.
Las demás pinturas que contiene representan escenas de
la vida de San Nicolás, que conservó la humanidad
caritativa hasta su muerte, ocurrida en Tolentino, Italia, en
el año 1305. El retablo, del brazo sur, no tiene una
temática definida. Sin embargo, la disposición
de la decoración puede dividirse en tres categorías:
la primera incluye la escultura de Santa Mónica, madre
de San Agustín; la pintura de la Virgen de la Asunción
y la de la Virgen con el Niño Jesús, y el Ángel
Guardián. La segunda categoría incluye la pintura
de San Juan Bautista Niño, en compañía
de Jesús montado en un cordero, y la pintura que representa
al mismo Juan Bautista en el momento de bautizar a Jesús
en el río Jordán. La tercera categoría
incluye tres pinturas, ubicadas en el remate; representan a
tres Santos Congregantes: San Francisco de Asís, San
Agustín y San Ignacio de Loyola.
Existen además, en los transeptos, dos pequeñas
capillas adosadas; una de ellas dedicada a San Judas Tadeo,
y otra a Santa Rita de García. Vale la pena también
admirar el púlpito de madera incrustada con su escalera
que arranca desde el presbiterio. En una cápsula de vidrio,
bajo el púlpito, se encuentra un fragmento de huesos,
reliquia de San Agustín, obsequiada al templo por la
Curia Romana. Otra cápsula semejante, en el retablo de
San Nicolás Tolentino, contiene un fragmento de tela
de la vestimenta de San Nicolás, utilizada durante sus
oficios divinos.
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